Con leche o vino y espolvoreadas con azúcar o bañadas en leche, este dulce típico de Cuaresma data del siglo IV.
La torrija es un dulce hecho a base de pan (habitualmente duro, de varios días) que se empapa en leche, vino o almíbar, se reboza con huevo y se fríe en una sartén para acabar endulzándola o bien con miel o bien con melaza o azúcar y canela. Su forma de prepararlas es parecida a las tostadas francesas o a otros dulces que se hacen en otros lugares del continente, cada uno con sus peculiaridades.
Su origen en Europa
La primera referencia que se hace a este dulce típico de la Semana Santa se encuentra en el recetario en latín conocido como De re coquinaria, un libro elaborado por Apicio en el que hay recetas de los siglos IV y V.
En él se menciona que la rebanada de pan debe sumergirse en leche, pero no habla del huevo y no le da un nombre concreto, sino que se limita a llamarla aliter dulcia (otro plato dulce).
El pan mojado en leche y endulzado fue ampliamente conocido no solo en España sino en la Europa medieval con los nombres de suppe dorate, soupys yn dorye, tostées dorées o pain perdu en Francia, que dio lugar al payn purdyeu (pan perdido) en Reino Unido.
Ya en el siglo XIV, el recetario Le Viandier, escrito por Taillevent, presentaba la receta de las «tostadas doradas» (tostées dorées), que se rebañaban en yema de huevo batido antes de pasarlas por la sartén y espolvorearlas con azúcar. Algo parecido ocurrió simultáneamente en Alemania.
Su origen en España
En España en término ‘torrija’ aparece documentado en el siglo XV como un plato indicado para mujeres parturientas. Lo mismo sucedería en años posteriores donde el término aparecería en algunos recetarios del siglo XVII e incluso en obras de Lope de Vega, como la trilogía dedicada a San Isidro Labrador, en la que uno de los personajes dice: «Si haziendo torrijas andan, sera para la parida»,
A comienzos del siglo XX la torrija comienza a ser muy habitual esepcialmente en las tabernas de Madrid, en las que se servían junto a chatos de vino.
Relación con la Cuaresma
La asociación de este dulce con la Cuaremos se debe, según algunas investigaciones, a la necesidad de aprovechar el pan que sobraba en las casas, ya que no se podía comer carne y, por consiguiente, era menos consumido. En los últimos años el tradicional pan duro se ha sustituido por el pan de torrija, que viene ya preparado y listo para usarse y cuyo aspecto es muy parecido al del pan de molde, aunque con mucha mayor consistencia que este.
En otros países del Mundo el consumo de tostadas francesas puede ser diario. En Estados Unidos, por ejemplo, es un plato típico del desayuno y cada 28 de noviembre se celebra el National French Toast Day. En Portugal, por el contrario, se sirven tanto en Cuaresma como en Navidad.
Pero estos no son los únicos lugares en los que se consumen las torrijas. También son típicas en la cocina dominicana, venezolana o cubana, aunque con algunas variantes respecto a las españolas, como el uso de la crema pastelera sobre ellas.
En España cada familia hace la torrija de una manera pero si algo es innegable es que se trata de un dulce propio de estas fechas que se puede degustar en muchas cafeterías de la ciudad. Algunas de ellas son:
La Crème de la Crème
En La Creme de la Creme, ubicada en la calle Regina, hacen las torrijas sevillanas, siempre con su toque francés y torrijas francesas acompañadas con helado y almendras.
C/ Regina,1 detrás de Las Setas. Centro de Sevilla
El Cachorro
Se encuentran en la avenida de Pino Montano y son una panificadora que lleva más de sesenta años elaborando torrijas caseras además de pestiños, roscones de Reyes o sus famosos cachorritos. Para los amantes de este dulce, también pueden pedir las torrijas con chocolate.
La Campana
Las torrijas de la Campana son unas de las famosas de la ciudad no solo por el propio dulce sino por el sitio en el que se pueden degustar.
Los Ángeles
En el corazón del Arenal, en la mismísima calle Adriano colindando con el inicio de Arfe, se encuentra la confitería Los Ángeles cuya ubicación es perfecta para disfrutar de este dulce en una parada en plena Semana Santa.
Casa Robles
Son unas de las más famosas de Sevilla y las hay tanto de vino, con miel por encima, como de leche, repletas de azúcar. Suelen acompañarse con canela y se encuentran en la calle Álvarez Quintero.
El Petisú
En la calle Luis Montoto, la familia de El Petisú nos ofrecen sus torrijas tal y como marca el rito, con alimentos sin apenas tratar. Torrijas de miel, de vino o de leche. También son famosos por la elaboración de sus pestiños.
Lalita Café
En pleno barrio de Nervión, en la calle José Luis de Casso, se preparan unas torrijas originales con oloroso de Denominación de Origen de Jerez, lo que las hace más especiales.
Manu Jara
Este pastelero dio origen al torrisant, una mezcla entre el cruasán francés y la torrija sevillana. En su obrador también elaboran la torrija de pan brioche caramelizado. empapado en café con Baileys y un poco de mascarpone. Para los más tradicionales también cuentan con las torrijas originales de vino y miel.
La Panocha
Establecimiento especializado en desayunos variados en el centro de Sevilla. Tiene una amplia terraza en un patio interior que hace muy agradable disfrutar cualquier almuerzo, desayuno o aperitivo. Son especialistas en repostería: son famosas las tartas y bizcochos que elabora Ana, su propietaria, y cómo no, sus deliciosos pestiños y sus torrijas.
Perro Viejo
En este restaurante hacen la base de las tortitas guiándose por la receta tradicional pero le añaden tiramisú y dulce de leche. Se encuentran en la calle Arguijo, en pleno centro de Sevilla.
Horno Nueva Florida
En este obrador de la céntrica calle Baños se elaboran torrijas de todo tipo, desde las clásicas hasta las elaboradas con pan de molde. Para los más golosos tienen ‘la torrija de la abuela’, de considerable tamaño.
Fuente: Diario de Sevilla